Esperemos el Mega Niño purificador
Un cataclismo, podrá ser un cataclismo el Mega Fenómeno del Niño que está próximo a venir por estas tierras, tal vez los peruanos, y en especial los lambayecanos, no hayamos contribuido del todo al calentamiento global y no seamos los mayores responsables del mismo, no obstante, cabe recordar que tanto naturales como migrantes serranos vienen depredando nuestros bosques secos.
Pero el Mega Niño por venirse responde a varias causales ambientales; endógenas y exógenas. Parece ser indispensable para la naturaleza y pueda constituir una limpieza antrópica.
Este Chiclayo (capital lambayecana) tan venido a menos, tan proliferado de corrupción, desorden, criminalidad y delincuencia. Merezca más que una inyección, una lavativa, un enema climático de dimensiones diluvianas, así tendremos de retorno al Lambayeque que brilló cuando culturalmente éramos autónomos.
Se imaginan las obras de Arturo Castillo como el Paseo Las Musas borradas del mapa, se imaginan que luego de la inundación y el perecimiento de millones de seres vivos, los que sobrevivan no sepan quien fue Beto Torres, se imaginan no poder escuchar, jamás de los jamases, a la regidora Celinda Ortiz, no volver a ver y oler los buzones colapsados, el moho, la cuchipanda de chimes y maleteos que hoy percibimos, ¿se lo imaginan?
Tal vez exagere, pero nadie puede refutar que este sistema yerto con los justos y complaciente con las inequidades, solo se acabará por un cataclismo que no es producto de mi imaginación, a veces malsana, lo que sucede es que la tierra responde y responderá por el daño que le ocasionamos, y como esto sucederá sí o sí, hagámonos la idea que al final el Mega Niño lambayecano sería un diluvio purificador.
Luis AntonioHeredia Gonzáles
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